Desde hace tiempo, puedo decir
que hay algo que me preocupa.
Hace años tuve la suerte de viajar a Javier, un pequeño pueblo de la
comunidad foral de Navarra. Allí pernocté durante algo más de una semana
en el Castillo de San Francisco Xavier,
un lugar digno de visitar, donde el silencio de la naturaleza hacía eco en tu
interior y era capaz de calar en los huesos inquebrantables. Aquello era
mágico, era inevitable reflexionar sobre tu pasado, presente y futuro.
Un día decidimos visitar la villa
de Azpeitia en el País Vasco. 180km de nada nos separaban de otro bonito
pueblo, ¿por qué no visitarlo? Antes de salir, nos aconsejaron no llevar nada
que provocase rechazo o discordia (entendido por esto cualquier polo o jersey
rojo-amarillo, haciendo alusión a la bandera, cualquier pulsera que tuviera los
colores nombrados o cualquier ítem semejante) y que por favor no llamásemos demasiado
la atención.
El viaje fue tranquilo pero allí ocurrió
algo digno de contar. Fue para mí impactante una imagen que no seré capaz de
borrar en toda mi vida. A la derecha una foto de un hombre con millones de
ramos de flores a los pies. En una valla publicitaria (podéis imaginar el
tamaño). A su izquierda otra foto más o menos del mismo tamaño, pero esta vez,
tenía manchas de pinturas y grafitis a los lados.
No fui capaz de leer nada, estaba
en euskera y el autobús iba muy rápido. Al bajar del mismo, tuve un interés incapaz
de saciar, de saber que ponían aquellos carteles tan singulares. Me separé del
grupo, me excusé de mal modo aludiendo a comprar “recuerditos”. Y huí. Huí en
busca de mi respuesta. Recuerdo andas más de 20 minutos intentando volver atrás
sobre nuestros propios pasos. Al llegar me quedé muda. Muda e inmóvil. Mis ojos
no daban crédito a lo que vi. Más de una lágrima recorrió mi mejilla.
Aquel cartel con cantidad de
ramos de flores a sus pies era de un miembro de la banda ETA, vecino del pueblo
y querido por todos. Era defendido y muy apoyado. Por lo que ponía en la reseña
vivía a ese lado de la calle. Me daba miedo hasta pararme a descifrar el
Euskera (no conozco a penas la lengua, por lo que tarde bastante en entenderlo
todo). Estaba detenido, estaba preso acusado de asesinato.
El otro cartel con pintura
arrojada por la cara y con grafitis a
los lados era de un vecino del pueblo y querido por todos. Era defendido y muy
apoyado. Por lo que ponía en la reseña vivía a ese lado de la calle. Me daba
miedo hasta pararme a descifrar el Euskera (no conozco a penas la lengua, por
lo que tarde bastante en entenderlo todo). Estaba muerto, fue asesinado por un Etarra.
Esta historia es muy parecida a la anterior ¿no?
Que de semejanzas ¿no? Ha sonado todo un poco repetitivo...
Tanto miedo me daba mirar ambos
carteles que me coloqué en un lugar estratégico. ERDIAN. En el medio. Y buscaba
una respuesta aquello. Lloraba.
Me puse mis gafas de sol intentando
disimular y una chica joven se me acerco preguntándome por un lugar en euskera.
Le dije que lo sentía mucho, pero que no era de allí, solo estaba de visita.
Ella lo notó, lo vio todo en mi voz quebrada. No sé cómo ni porqué pero se
sentía en la obligación de darme una respuesta. “NO TODO LO QUE VES ES REAL”, en una frase dijo ella más de lo que yo llevo en esta entrada. Conseguí
parar de llorar. Pero algo pasaba porque su voz se quebraba. Al verme ahí
parada entendió que había algo que yo no era capaz de explicarme. Según ella,
preguntarme por un destino fue una simple excusa para poder entablar
conversación. Intentó explicarme de un modo sutil, lo que es sentirte espiado
en tu propia casa, lo que es no poder luchar por lo que quieres.
No todo el pueblo estaba a favor
de ETA ni mucho menos, pero hay veces que debes sacrificar tu libertad de expresión
a cambio de tu libertad “de vida”. Era duro. Según ella hubo tiempos mejores. No
siempre tenías que ver el cartel de un asesino en mitad de la calle. Pero
tampoco siempre había asesinatos.
Yo pensaba en la familia de ese
pobre hombre asesinado, viendo la cara de su hijo manchada de pintura. Sin un
solo ápice de recuerdo bonito. Por lo visto ahí me equivoqué y me señaló cada
flor violeta que había en los balcones de la avenida. MIRA CADA FLOR. MIRA CADA
FLOR DE ESTA LARGA AVENIDA. AHÍ, EN EL SILENCIO, ES UN GRAN RECONOCIMIENTO HACIA SU PERSONA. Al fijarme con detenimiento era real, la gran
mayoría de las casas, tenía plantas con flores violetas. Incluso el bar donde
más tarde tome un café con mis amigos tenía una flor.
No sé ni sabré jamás si la flor
violeta tiene esa real justificación o simplemente les gustaba el color. Pero
Artizar supo calmar mi dolor, supo darme una respuesta. Una justificación a ese
sentimiento de desesperación del pueblo. ¿A qué punto hemos llegado? ¿Qué
podemos hacer en ese tipo de situaciones? En esta sociedad donde mandan unos
pocos, tengo el deseo de seguir cambiando lo que creo que está mal.
Artizar era joven, creo recordar que tenía
veintitantos, hoy en día tendrá más de veintitantos pero espero que no haya
perdido su espíritu y esperanza. Tuvo palabras confortables para mí en un
momento doloroso. Me invito a colocarme siempre ERDIAN en los problemas.
Nunca te posiciones en un extremo,
pues serás incapaz de entender el lado opuesto. Todo lo que veo no es real.
Debo tratar al pederasta para buscar solución a lo que provocó que llegue a ese
punto. Y digo pederasta porque creo que es uno de los que más me cuesta
comprender. Digo el borracho porque creo que es uno de los que más difícil lo
pasa, pues la tentación está siempre próxima. Y digo el preso porque nunca
volverá a ser tratado igual, en su expediente siempre quedara eso. Digo aquel
chico que sufrió abusos durante 3 largos años que marcaran su futuro. Y digo
esa señora mayor que no tiene a nadie y cree que su existencia es inútil. Digo tantas
cosas que pueden pasar.
Procura no dejarte llevar por las
primeras impresiones o es muy probables que erres en tu conclusión. No olvides
nunca a la otra cara de la moneda.
Y abrirse así es muy doloroso,
jamás comenté esta conversación con nadie, excepto el hecho de que los carteles
fueron vistos por más compañeros de viaje que no entendían el suceso. Yo me
limité a encontrar paz en mis dudas. Había encontrado la tranquilidad.
P.D: Creo a ver resaltado casi
todo de aquel suceso con fiabilidad, pero también es cierto que hace años de esta conversación,
por lo que es probable que haya cosas inventadas y/o olvidadas. Gracias Tontxu
por explicar con tu música una situación tan complicada, Loreto eres una intérprete increíble (y no porque seas mi hermana). Espero que se haya entendido totalmente el objetivo de esta entrada.
Qué gran entrada, me has trasladado a esa situación.
ResponderEliminarEscribes muy bien, espero más publicaciones como esta, que nos muestran la cruda realidad...
Un saludo desde Gijón.
Si al leerte sollozo, no pasa nada, es la paz que sale de mi alma
ResponderEliminarEstoy orgullosa de que haya personas como tu en este mundo
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